Some Say

Capitulo 1~
Estaba metida dentro de mi carro en el asiento trasero, ya que aun era muy pequeña como para sentarme adelante, solo tenía cuatro años. Ese día me habían obligado a levantarme temprano ya que era mi primer día de escuela, entraba en kínder ya que cuando hice el examen de admisión me dijeron que era muy inteligente, por lo cual me habían adelantado de año, mejor dicho me dijeron que no era necesario que hiciera Prekinder, por lo que me lo volé, entrando de una a Kinder. Yo sinceramente no quería entrar al colegio, tenía demasiados nervios. De hecho siempre había preferido estar sola y apartada para ser yo misma sin temor a que nadie me criticara. Era demasiado tímida.

Mire por la ventana, por la cual pude vislumbrar a un enorme colegio con estilo griego. Tenía una entrada muy imponente, que te hacía sentir demasiado pequeño, más de lo que lo era en este momento.

Ya nos estábamos acercando a la entrada de Kinder y PreKinder, al menos esta entrada no era tan imponente como la principal. Ya no me sentía tan pequeña como antes, creo que talvez lo hicieron mas pequeña por esa razón.

En la entrada esta una señora de pelo negro un poco enmarañado y con una gran sonrisa en el rostro. A su lado estaba una señora más o menos bajita y regordeta, con el pelo recogido en una cola de caballo bien apretada, dándole un aspecto estricto. Demasiado para mi gusto.

El carro paro frente a la entrada y la señora de pelo negro se acerco para abrirme la puerta. Una vez abierta me baje tímidamente del carro, tratando de no mirar a nadie.

Sentí como alguien cogía mi mano, era mi mama, que me miro discretamente con enojo, ya que había visto que no me movía, ni quería moverme. Ella miro al frente con una sonrisa, que yo reconocí como falsa, ya que podía ver su rabia en los ojos.

Siempre era lo mismo…

Caminamos hasta el salón en el que me tocaba, era el salón K4, en otro significado, Kinder 4. No quería entrar, no quería que las personas me vieran y empezaran los susurros a mis espaldas. Mi mama me jalo discretamente para que entrara de una vez en el salón. Tenía la cabeza agachada, no quería ver a nadie, ni que nadie me viera a mí, si fuera posible…

-Les presento a su nueva compañera, ha llegado tarde por unos inconvenientes.

Escuche que alguien decía, mas no sabía quién era. Suponía que era mi profesora. Su tono dulce de voz común en las profesoras de este grado, me agrado.

Me obligaron a ir hasta la mitad del curso para que todos me vieran.

Lo menos que yo quería hacer.

Oí como empezaban los susurros sobre mí. Me dio ganas de llorar y salir corriendo, pero me contuve, sabía que después me iba a arrepentir de haberlo hecho. Me atreví a subir la mirada y vi como todo el mundo se enmudeció de repente, tenían los ojos abiertos de la impresión. Sabía que esto pasaría, después de todo era normal.

-Por favor preséntate querida.

Mire para el lado y vi que la señora de pelo negro era la que había hablado hace unos segundos.

Ahora que me daba cuenta mi mamá ya se había ido…

Asentí tímidamente.

-Me llamo Arriane Wilmore.

Me seguían mirando raro, claro ¿Por qué no? Si el color de mis ojos no es algo que se veia todos los días. Son de un azul pálido, demasiado para mi gusto, ya que parece como si estuviera ciega, como si no pudiera ver con ninguno de los dos. Pero de verdad si podía ver y claramente, tal vez mejor que todos aquí.

-¡Esta ciega!-exclamo alguien del grupo de personas que estaban delante mío, vi como me señalaba con el dedo, algo que me hiso sentir como un fenómeno

-No lo estoy…

Tenía ganas de llorar, pero me contuve.

-Arriane siéntate por allá-mire a la profesora que señalaba un asiento en una mesa algo arrinconada con tres personas ahí, en sobraba un asiento

Asentí y camine a la mesa.

Todos me veían raro.

“Dejen de mirarme…”

De nuevo mis pensamientos querían gobernar sobre mí. Otra vez era esa vocecita que me seguía a todas partes y que no paraba de imitarme y de decir lo que pensaba.

Me senté en la silla con la cabeza gacha no quería ver cómo me miraban los otros.

Habían tres niñas ahí, una tenía el pelo castaño oscuro y medio rulo, la otra tenia pelo negro y totalmente liso, y la ultima que era la que estaba a mi lado tenía el pelo café claro y liso pero con unas ondulaciones al final. Todas me miraban como si fuera un fenómeno andante.

“Quiero estar sola…”
“Quiero que dejen de mirarme, no soy como todos piensan”
…

El timbre sonó, haciendo que todos los demás salieran alegremente del salón charlando unos con otros. Parecía como si se conocieran de vida, algo que no pasaba conmigo, yo era una extraña total, no tenía a nadie con quien conversar, ni jugar. No tenía amigos.

Espere a que todos salieran.

Una vez el salón vacio, me dirigí a la puerta para poder ir a recreo, aunque para mí era másuna tortura. Salí rápidamente y me dirigí a la primera parte que vi completamente vacía y alejada.

“Intentas escapar de nuevo, que cobarde…”

No estoy escapando, solo quiero estar sola, no quiero que nadie me vea.

“Solo soy un fenómeno”

Me senté en el piso y apoye mi espalda la pared, estaba metida en un rinconcito tapado por unos matorrales. Abrace mis piernas y apoye mi cabeza en ellas. Así estaba mejor, nadie me vería y estaba completamente sola, por lo que podía ser yo misma.

Saque un “ChocoRamo” y me lo empecé a comer. Me lo acabe rápidamente ya que tenía hambre, esta mañana no había desayunado porque me levante tarde.

-Pero yo quiero hablarle.

Mire a través de un hueco que había en el matorral a una niña de pelo castaño oscuro y medio rulo que estaba junto a una de piel blanca y pelo negro súper lacio que le llegaba hasta la mitad de la espalda.

-No quiero que te acerques a ella, no es lo que parece.

-Yo no lo creo-susurro tan bajo que solamente yo pude oírla.

La otra la miro con cara rara. Sin pedir ninguna otra explicación. Se veia claramente molesta.

Paso un tiempo en un silencio incomodo. Yo solo observaba también en silencio, no quería que me vieran, después de todo esa no era mi conversación. Nunca me gusto meterme en conversaciones ajenas, ni tampoco me importaba.

Sonó el timbre, por lo que la niña pelinegra se fue con paso seguro al salón. Mientras que la otra solo la seguía con la mirada gacha.

¿De quien estarían hablando?

Si fuera yo, no dejaría que esa niña me controlara.

“Pff y lo dice Miss Independiente”

Yo no soy Miss independiente, haci que deja de llamarme así. No me gusta.

Salí de mi escondite apresuradamente ya que no quería que si alguien me viera, descubriera mi escondite. Después fui caminando con cuidado y supremamente despacio hacia el salón, ya que no quería otra hora más de sufrimiento. Estar entre tantas personas era para mí el mismísimo infierno…

...

Otra vez miraba por la ventana del carro como entrabamos por esa imponente entre que mantenía el colegio. Me ponía sumamente nervioso el volver hoy a clase. Ayer de milagro no había salido llorando de clase, ya que podía escuchar todos los susurros acerca de mí a mis espaldas. Además mis compañeras de puesto básicamente me ignoraban olímpicamente. Bueno tampoco es como si mi presencia se notara mucho.

-Buenos días Arriane-saludo la misma persona que ayer la estaba esperando en la entrada.

-Buenos días, profesora-conteste tímidamente viendo como el carro de mi mama se alejaba rápidamente. Entrecerre los ojos tratando de ver, pero la luz del sol mañanero me lo impedia.

-Entra, esta vez llegaste bien temprano, eres la primera en llegar-dijo con una sonrisa.

Yo solo asentí y entre.

Mire el interior, era cierto, era la primera en llegar, así se sentía mejor, estaría sola durante un tiempo más.

Sonreí.

Podía ser yo misma.

Mire los juegos que había allí. Me emocione mucho, dejando salir mi parte extrovertida, después de todo yo solo tenia 4 años, tenia derecho a divertirme y comportarme infantilmente.

Fui corriendo alegremente hacia los juegos y empecé a jugar en todos los juegos quehabía en el lugar. Reía alegremente al sentir la cálida sensación de ser yo misma. Me había montado en uno de los juegos que van de adelante para atrás, por lo que mi corto pelo negro se zarandeaba suavemente con la brisa.

Paso como unos quince minutos antes de que me diera cuenta que había un niño mirándome raramente.

Enseguida me baje del juego en que estaba. Me baje tan rápido que quede un poco despelucada, no me importo simplemente me aleje rápidamente del lugar con la mirada gacha. Tenía mucha pena, el había visto mi parte infantil. Aunque, de todos modos, era una infante. ¿Por qué tendria pena de mostrar como era?

…

Oí como sonaba el timbre. Era recreo. Mi nueva pesadilla.

Hoy también espere a que todos salieran. De nuevo no tenía a nadie con quien estar. Estaba completamente sola. Cuando salí del salón, sentí como alguien me miraba. Mire de reojo y vi que era la chica peli castaña de ayer.

No le dimucha importancia por lo que enseguida me fui lo más rápido posible a mi escondite. Sin darme cuenta que alguien me seguía.

-¡Hey!-exclamo alguien a mis espaldas.

Yo no hice nada solo me quede quieta. Ignore el llamado ya que pense que lo mas probable es que fuera para otra persona.

-¿Acaso eres muda? -Reconoci esa voz. Temble en mi puesto. Si era dirigido para mi.

Me quede en silencio.

-Oye, ¿Te sientes bien?

-…

-¿Eres un fantasma o algo asi?

-N…no lo soy-dije casi un susurro, trataba de disimular que al pronunciar la palabra “fantasma”.

-Ohh hasta que hablaste, creí que te había pasado algo-me di la vuelta y vi que era un chico peli café un poco más alto que yo.

-No me paso nada, solo…

-Me llamo Mateo, soy de Prekinder 2-dijo acercándome una mano de forma infantil. Su sonrisa era amplia y reconfortante, completamente pegajosa. No pude reprimir una pequeña sonrisa que lentamente se vislumbro en mi cara.

-So…soy Arriane-me presente. Para sorpresa mia, no reprimi mi voz infantil como era costumbre.

-Gusto conocerte-sonrió de una forma que me hiso sentir como si no se hubiera dado cuenta de mis ojos.

-Igual.

-Tienes bonitos ojos-dijo repentinamente, tomandome por sorpresa.

-Q…que? Eso no es verdad-contradeci.

-¿Por qué? No tengo razones para decir mentiras-dijo distraídamente

Me sonroje por lo que había dicho, nunca me habían dicho algo parecido

-G…gracias.

-Mmm ¿Por qué me das las gracias?

No respondí nada. No sabria que responder.

-Seamos amigos.

Levante la vista y vi que sonreía.

Debo admitir que me tomo por sorpresa dicha proposición.

Asentí y sonreí tímidamente, su risa era contagiosa.

Por alguna extraña razón sentía como si fuera libre. Aunque aun así me seguía sintiendo… atrapada. Atrapada en mi propia vida.